El Comando Sur de Estados Unidos confirmó que dos bombarderos estratégicos B-52 realizaron un vuelo de patrulla sobre el mar Caribe, frente a las costas de Venezuela, como parte de las operaciones destinadas a interrumpir el tráfico ilícito de drogas. Las aeronaves participaron en maniobras conjuntas con helicópteros AH-1Z Cobra y UH-1Y Venom, integrados al Grupo Anfibio Listo USS Iwo Jima.
El comunicado del Comando Sur detalló que estas misiones se ejecutan bajo las directrices del Departamento de Defensa y las prioridades presidenciales de seguridad nacional. El despliegue coincide con la intensificación de la presencia militar estadounidense en el Caribe, donde también operan buques de guerra y cazas F-35.
Registros de vuelo públicos mostraron el recorrido de los bombarderos sobre aguas internacionales, sin ingresar al espacio aéreo venezolano. Usuarios en redes sociales destacaron las maniobras, interpretadas por muchos como un mensaje directo a Caracas en un momento de alta tensión diplomática.
Paralelamente, el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, visitó Granada y Antigua y Barbuda para fortalecer acuerdos de cooperación en defensa y seguridad regional. Fuentes de esos países confirmaron que se evalúa la instalación temporal de radares y personal técnico estadounidense en el aeropuerto de Granada, decisión que se adoptará respetando su soberanía.
Un día antes, el presidente Donald Trump informó sobre un operativo militar en aguas internacionales que neutralizó una embarcación vinculada a redes de narcoterrorismo asociadas al régimen venezolano. Según Trump, seis presuntos miembros de la organización fueron abatidos sin bajas estadounidenses, y la acción se desarrolló bajo autorización directa del Secretario de Defensa.
Desde Caracas, Nicolás Maduro calificó las operaciones como una “agresión armada” y activó el plan Independencia 200, que moviliza tropas, milicias y reservistas en zonas costeras. El ministro Diosdado Cabello aseguró que Washington busca un cambio de régimen y el control de los recursos naturales del país.
Países aliados del bloque ALBA, como Cuba, Bolivia y Nicaragua, condenaron las maniobras norteamericanas y las calificaron de “incursiones ilegales”. Mientras tanto, en Washington, algunos legisladores republicanos respaldaron las acciones como parte de la política de “mano firme” contra el narcoterrorismo regional y el cartel de Maduro, mientras sectores demócratas y juristas discuten los límites constitucionales del uso de fuerza en aguas internacionales.
El Caribe vuelve a ser escenario de una demostración de poder estadounidense, en un contexto donde la presión internacional sobre el régimen venezolano crece día a día.