La fiscalía de Nueva York dio marcha atrás este miércoles y retiró los cargos contra tres acusados de poseer de manera ilegal manuscritos de la famosa canción de los Eagles «Hotel California», un cambio radical que puso punto final al juicio.
Al inicio de la audiencia del miércoles por la mañana, uno de los fiscales, Aarón Ginandes, anunció que hubo una presentación tardía de 6,000 páginas de correspondencia entre ciertos protagonistas del caso que ponían en duda su solidez para continuar.
El juez Curtis Farber validó el retiro de los cargos y criticó duramente la actitud de Don Henley, testigo clave en el juicio como fundador, cantante y baterista de la banda Eagles.
Al examinar el cruce de correos, el juez consideró que «Henley y (Irving) Azoff», manager de Eagles, «utilizaron su derecho (al secreto profesional entre cliente-abogado) para protegerse de un contrainterrogatorio detallado y completo». dijo el juez.
«Está claro que los dos testigos y sus abogados (…) utilizaron este derecho para oscurecer y ocultar información que creían perjudicial para su postura de que los manuscritos fueron robados», estableció.
Agregó que los fiscales fueron «aparentemente manipulados».
Los tres acusados eran Craig Inciardi, exconservador del museo del Salón de la Fama del Rock and Roll de Cleveland; el comerciante de libros raros, Glenn Horowitz; y Edward Kosinski, un coleccionista y vendedor de recuerdos. Todos eran señalados por adquirir y tratar de revender en subasta los manuscritos, pese a conocer su supuesto origen dudoso.
El caso se remonta a finales de la década de 1970, cuando el grupo de rock californiano le encargó a un autor escribir una biografía, para lo cual le confiaron un centenar de notas manuscritas que hicieron parte del mundialmente exitoso álbum «Hotel California» y su canción homónima.
El autor nunca devolvió esas páginas, lo que para Don Henley constituía un robo. No así la defensa del escritor, que subrayó que él no estaba siendo procesado en el juicio.
Según la acusación, los manuscritos se vendieron en 2005 a Glenn Horowitz, quien luego se los cedió a Craig Inciardi y a Edward Kosinski.
Años después de la separación de la banda, Henley vio algunas páginas a la venta en línea y luego de ponerse en contacto con su abogado y «dar varias vueltas», acabó comprándolas él mismo por 8.500 dólares.
Era la forma «más eficiente» y «práctica» de «recuperar lo que me pertenecía», había argumentado.|