Caracas, septiembre 2025 — Han transcurrido un año y dos meses desde la detención del dirigente opositor Freddy Superlano, excandidato a la gobernación de Barinas y figura clave de Voluntad Popular. Su arresto, calificado por la oposición como un acto de persecución política, ha colocado nuevamente en la agenda nacional e internacional el tema de los presos políticos en Venezuela.
Aurora Superlano, esposa del dirigente, expresó a VAY Magazine: “En catorce meses no he podido verlo ni una sola vez. No existe justificación para este aislamiento. Freddy está siendo castigado por pensar distinto, y lo más duro es que se le está negando hasta el derecho básico de estar en contacto con su familia”.
Organismos internacionales también han alzado su voz. Un informe de Amnistía Internacional señaló: “El caso de Freddy Superlano es una muestra de cómo el sistema judicial venezolano se utiliza para silenciar voces críticas. Su detención arbitraria y la falta de garantías mínimas en el proceso violan los estándares internacionales de derechos humanos”.
Por su parte, José Miguel Vivanco, exdirector de Human Rights Watch, declaró recientemente: “Los presos políticos en Venezuela, incluyendo a Freddy Superlano, representan el costo humano de un sistema que no tolera la disidencia. La comunidad internacional debe redoblar la presión para exigir su liberación inmediata”.
Analistas locales advierten sobre el impacto político de su ausencia. La politóloga María Eugenia Rodríguez indicó: “Superlano simbolizaba un relevo generacional dentro de la oposición, especialmente en un estado como Barinas, donde se gestó el chavismo. Su encarcelamiento no solo golpea a su carrera, sino que envía un mensaje de advertencia a quienes intentan disputar espacios al oficialismo”.
El analista político Rafael Uzcátegui añadió: “Cada día que Freddy pasa detenido lo transforma más en un mártir político. Su regreso al escenario dependerá de si logra canalizar ese simbolismo en un liderazgo efectivo o si la oposición, fragmentada, ya ha desplazado su espacio”.
Mientras tanto, familiares, dirigentes opositores y organizaciones de la sociedad civil mantienen activa la campaña #LiberenASuperlano en redes sociales. Aurora reitera: “Nuestra lucha es pacífica y seguirá siendo constante. Freddy no está solo; miles de venezolanos saben que su detención es una injusticia”.
A un año y dos meses de su arresto, el caso de Freddy Superlano continúa siendo una herida abierta para la política venezolana y un punto de referencia obligado para evaluar el presente y futuro de las libertades democráticas en el país.