El pelo desechado en barberías o peluquerías humanas y caninas del estado Zulia, ahora es recogido por los voluntarios del Proyecto Sirena, una iniciativa que plantea crear artilugios a base de cabello para limpiar los residuos de petróleo que contaminan el lago de Maracaibo, el más grande del país.
Por Génesis Carrero Soto y Henry Chirinos/ EFE
Basados en estudios de agencias de prestigio, como la NASA, que demuestran que el cabello funciona para recoger petróleo del agua, y respaldados por la ONG internacional especialista en «innovación en residuos» Matter of Trust, Sirena se propone ser «parte de la solución» para los problemas medioambientales del lago, dijo su coordinadora, Selene Estrach.
Ella, junto a varios ambientalistas, inició esta campaña para recolectar el pelo necesario para crear alfombras y barreras tubulares que permitan «atraer» y «recoger» los restos de petróleo que durante años han contaminado el estuario.
La idea es sumar esta contribución al plan de «rescate, conservación y desarrollo sostenible del Lago de Maracaibo», anunciado a finales de julio, luego de múltiples denuncias de pobladores y ONG sobre el estado en el que se encuentra.
La campaña de recolección de pelo empezó formalmente el 29 de agosto y, en poco más de 15 días, se ha convertido en una avalancha de voluntarios que se han sumado, incluyendo sus peluquerías como centros de acopio o promoviendo la colecta en redes sociales.
Estrach explicó que «un kilogramo de cabello puede absorber entre 5 y 8 kilos de material oleoso», por lo que se proponen conseguir la mayor cantidad de pelo posible para crear los aparejos que serán lanzados al lago para contener y recoger los residuos.
«El cabello está hecho 95 % de queratina, que lo hace hidrofóbico, aleja el agua y atrae las sustancias oleosas. Entonces, puede absorber, atraer, recoger aceite mineral, vegetal y derivados de hidrocarburos: gasolina, aceite, petróleo», señaló la ambientalista.
El plan consiste en rellenar con pelo tubos de cuatro metros de largo recubiertos con una malla biodegradable, para lo que se necesitan cuatro kilos de cabello por dispositivo, que es el promedio que genera una peluquería en unas cinco semanas.
«Nosotros creemos que podemos tener una buena cantidad de booms (tubos) en un mes o dos meses, porque la limitante no es fabricarlos; fabricarlos es muy rápido, la limitante es la recolección del cabello», explicó.
No obstante, se mostró esperanzada en lograr el objetivo, pues aseguró que en pocos días han conseguido lo que pensaban hacer en un año y, actualmente, cuentan con alrededor de 280 negocios, entre peluquerías y barberías en toda la región, que se han registrado como colaboradores.