Migrantes toman estaciones de transporte público como albergues temporales en Honduras

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Centenares de migrantes suramericanos, en su mayoría venezolanos, tomaron estaciones de servicio abandonadas en Honduras para tener un albergue mientras piden ayuda para continuar su trayecto a pie hasta Estados Unidos.

Los migrantes ocupan al menos cuatro estaciones de lo que sería el Trans 450, un servicio de transporte público concebido en 2008, del cual se construyeron las vías y sus estaciones, pero nunca llegaron las unidades con capacidad para 180 pasajeros.

La meta de familias ecuatorianas, venezolanas y colombianas es reunir dinero para su traslado hacia Agua Caliente, en Guatemala, y seguir su trayecto en Centroamérica hasta lograr el “sueño americano”. La mayoría de los que pernocta en estos espacios públicos lo hace porque se quedó sin recursos para continuar su viaje.

Dariana Ramírez, zuliana en Honduras, relató que el pasaje desde Tegucigalpa hacia Agua Caliente tiene un costo de $45. En el caso de la criolla, necesitaría $315 para financiar el traslado de su padre, su esposo, sus tres hijos (de seis, tres y un años) y dos hermanas menores que la acompañan en la travesía.

Ramírez esperaba salir este miércoles hacia la frontera con Guatemala, sin embargo, expresó que lo único que piden a las autoridades hondureñas es que faciliten a todos los migrantes un transporte para continuar su ruta desde que entran al país, reseñó ABC.

En la estación en la que ha venido pernoctando, había el lunes pasado 47 migrantes, 22 niños y 25 adultos, entre hombres y mujeres, incluidos tres colombianos y dos ecuatorianos.

Los migrantes, que además soportan la contaminación del ruido y gases de los miles de vehículos que circulan por los cuatro carriles, dos de ida y dos de regreso, del Bulevar Centroamérica, duermen en cartones, plásticos y otros materiales, mientras que los niños en su mayoría los protegen en pequeñas casas de campaña.

Para protegerse del frío, las rejillas de la estación, que también sirven para colgar la ropa lavada, son cubiertas con cartones y cada mañana, bajo las directrices de Ramírez, los adultos se dedican a asear el espacio que ocupan, a falta de albergues en Tegucigalpa, aunque muchos son atendidos en iglesias y otros centros. La situación es igual en otras tres estaciones del Trans 450.

Ante la falta de recursos, los migrantes, algunos acompañados de sus hijos, salen a la calle a vender dulces, colgando de su cuello un pedazo de cartón con una bandera de Venezuela y un mensaje escrito a mano pidiendo ayuda para continuar su viaje.

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