«Todos los autores, organizadores y los que encargaron este crimen recibirán un merecido e inevitable castigo, sean quienes sean e independientemente de que los hayan enviado», dijo Putin durante una alocución televisiva.
Putin no especuló sobre los autores intelectuales del atentado, aunque sí mencionó que los cuatro terroristas detenidos intentaron huir a través de la frontera ucraniana.
Los sospechosos detenidos, dijo, «se dirigían a Ucrania donde, según los datos preliminares (de los investigadores) se había preparado una ‘ventana’ para que pudieran cruzar la frontera».
«A los terroristas, asesinos y bestias, que no tienen ni pueden tener nacionalidad, les espera un funesto destino: venganza y olvido. No tienen futuro», comentó.
El mandatario recordó que los rusos conocen de primera mano lo que es la amenaza terrorista, en clara alusión a los atentados perpetrados hace años por la guerrilla islamista del Cáucaso, e hizo un llamado a los países a unirse en la lucha contra el terrorismo.
«Esperamos la cooperación con todos los países que comparten sinceramente nuestro dolor y están dispuestos en la práctica a aunar esfuerzos en la lucha contra el enemigo común, el terrorismo internacional en todas sus manifestaciones», dijo.
El líder ruso destacó que las autoridades han decidido reforzar las medidas antiterroristas en la capital del país y la adyacente región de Moscú, donde tuvo lugar el siniestro.
Además, anunció que el domingo será día de luto nacional por el mayor atentado terrorista sufrido por este país desde la matanza de Beslán, de 2004, que causó más de 300 muertos.
n el ataque ocurrido este viernes en la sala de conciertos de Moscú murieron al menos 133 personas. El balance anterior era de 115 fallecidos.
El gobernador de la región de Moscú, Andréi Vorobiov, aseguró que había visitado el lugar de la tragedia y advirtió que el número de víctimas mortales «aumentará considerablemente» en las próximas horas, ya que los equipos de rescate aún están buscando cadáveres entre los escombros del edificio.
Además, en los hospitales hay 107 heridos, de los que 44 se encuentran en estado grave y 16, muy grave, según fuentes del Ministerio de Sanidad.
Según los investigadores rusos, la causa de la muerte de los asistentes al concierto, en el que se produjo la tragedia, son heridas de bala y la asfixia por el humo del incendio provocado por los atacantes.
Lo que se sabe sobre el atentado en Moscú
Este es el mayor atentado ocurrido en Rusia desde la matanza en la escuela de la localidad noroseta de Beslán, en la que murieron 334 personas, la mitad de ellos niños.
La escuela fue secuestrada en el primer día de clase por un comando checheno, que tomó a cerca de 1.200 personas como rehenes para exigir la retirada de las tropas rusas de Chechenia.
La improvisada operación de rescate acabó en tragedia, ya que los terroristas habían colocado explosivos en el edificio y las fuerzas de seguridad emplearon armamento pesado, lo que fue criticado por las madres de los estudiantes.
En cuanto a Moscú, el último gran atentado tuvo lugar en 2011, cuando un terrorista suicida caucásico hizo explotar la bomba que llevaba adherida a su cuerpo en el aeropuerto internacional Domodédovo, dejando 37 muertos y 172 heridos.
Los medios rusos empezaron a hacer eco del ataque del viernes hacia las 20:15, hora local. «Justo antes del inicio (del concierto), escuchamos ráfagas de ametralladoras y el terrible grito de una mujer. Y luego muchos gritos», contó a la AFP Alexéi, un productor de música que se encontraba en los camerinos.
«La gente se pisoteaba, hubo una avalancha», dijo Anna, una mujer de 40 años, quien explicó que estaba en la sala con su marido.
Las cadenas noticiosas Baza y Mash, cercanas a las fuerzas de seguridad, publicaron en Telegram videos en los que se ve al menos dos hombres armados que avanzan por el vestíbulo del complejo de Moscú.
En otras secuencias, se ven cadáveres y grupos de personas que se precipitan hacia la salida.
Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB), cuatro hombres armados con fusiles automáticos, explosivos y bombas incendiarias perpetraron el brutal ataque.
Las llamas producidas por las bombas se apoderaron de cerca de 13.000 m2 del edificio, antes de que los bomberos lograran contenerlas, según los servicios de rescate.
Los atacantes pudieron huir, pero fueron detenidos este sábado junto a otras siete personas en una carretera de la región de Briansk, fronteriza con Ucrania. Tras ofrecer resistencia, algunos de los detenidos resultaron heridos.
De acuerdo con los servicios de seguridad rusos, los terroristas pretendían cruzar la frontera hacia Ucrania y mantenían «contactos» con representantes de ese país, que les habrían garantizado una escapatoria.
El viernes, el grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el tiroteo, según informó en Telegram la agencia Amaq, su órgano de propaganda.
«Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú, y mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura», comunicó el grupo a través de su canal de Telegram.
Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk
Pero políticos rusos han sugerido que Ucrania podría estar detrás del ataque, aunque Kiev lo negó categóricamente.
Este sábado, de hecho, el asesor presidencial ucraniano, Mijaílo Podoliak, desmintió la acusación de Rusia de que los presuntos autores del atentado tenían algún vínculo con Ucrania.
«Las versiones de los servicios especiales rusos sobre Ucrania son absolutamente insostenibles y absurdas», escribió Podoliak en la red social X.
En la mañana de este sábado, largas filas de espera se formaron frente a algunos centros para donar sangre para los heridos en Moscú, según imágenes de medios estatales rusos.
En algunas paradas de autobús aparecieron también carteles con la inscripción «Estamos de luto 22/03/2024». Varios eventos públicos fueron anulados en el país, donde también se reforzaron las medidas de seguridad.
¿Por qué el Estado Islámico habría atacado Moscú?
El grupo terrorista Estado Islámico (EI) difundió este sábado una imagen de los cuatro presuntos responsables del atentado del viernes contra la sala de conciertos a las afueras de Moscú.
La imagen fue difundida por la agencia Amaq, el principal canal propagandístico de la organización, y en ella aparecen cuatro personas con media cara tapada, gorra y los ojos pixelados delante de una gran bandera del Estado Islámico.
De acuerdo con Amaq, tres de estos supuestos terroristas «comenzaron a disparar contra la multitud» en la sala de conciertos Crocus City Hall de la ciudad de Krasnogorsk, mientras que el cuarto le prendió fuego a la instalación «utilizando bombas incendiarias que habían sido preparadas de antemano para este propósito».
La fuente apuntó que durante el atentado se emplearon ametralladoras, una pistola, bombas incendiarias, y cuchillos que se utilizaron para «degollar a varios dentro de la sala y en los pasillos», mientras que indicó que los supuestos yihadistas apuntaron a la cabeza de los asistentes al evento.
Asimismo, Amaq celebró que el atentado resultó en «un número infinito de víctimas» y cifró en 300 el número de muertos y heridos, al tiempo que indicó que el atentado fue efectuado «en el contexto normal de guerra entre el Estado Islámico y los países que luchan contra el islam».
¿Pero, qué razones motivaron el atentado en Moscú? Según expertos consultados por Reuters, el EI se ha opuesto al gobierno del presidente Vladimir Putin en los últimos años y, además, ve a Rusia como «cómplice de actividades que regularmente oprimen a los musulmanes».
«ISIS-K ha estado obsesionado con Rusia durante los últimos dos años, criticando frecuentemente a Putin en su propaganda», le dijo Colin Clarke del Centro Soufan, a la agencia citada.
Y es que el ataque perpetrado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) este viernes en Moscú se produjo después de una serie de amenazas.
Extremistas planean ataques contra concentraciones masivas en Moscú, incluyendo conciertos
El 8 de marzo, diversas embajadas occidentales, incluida la de Estados Unidos, advirtieron a sus nacionales en Rusia sobre la posibilidad de atentados inminentes en el país, especialmente en grandes eventos en Moscú.
«La embajada está al tanto de informaciones que sugieren que extremistas planean ataques contra concentraciones masivas en Moscú, incluyendo conciertos», señaló un comunicado de la embajada estadounidense.
La portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Washington, Adrienne Watson, también aseguró este viernes que Estados Unidos ya había advertido a Rusia, a inicios de marzo, sobre un posible ataque «terrorista» en un lugar de Moscú con «grandes concentraciones» de gente.
El ataque, además, está precedido de otra acción contra intereses rusos. El 5 de septiembre de 2023, el EI reivindicó un atentado cerca de la embajada rusa en Kabul, donde perecieron el segundo secretario y un guardia de seguridad.
Rusia, junto a unas pocas naciones como Pakistán e Irán, mantuvo su embajada en Kabul tras el retorno al poder el 15 de agosto de 2021 de los talibanes, quienes, a pesar de su integrismo, son rivales del EI.
El 7 de marzo, además, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) anunció haber neutralizado en la provincia de Kaluga una célula del EI que pretendía atentar contra una sinagoga en Moscú. «Los terroristas mostraron resistencia armada durante su detención y fueron neutralizados por el fuego defensivo», reportó la agencia TASS.
Y el 3 de marzo, las fuerzas de seguridad rusas también eliminaron a seis supuestos yihadistas en una operación en Ingushetia, en el Cáucaso Norte. El Comité Nacional Antiterrorista informó que los fallecidos eran miembros del EI.
Otros expertos aseguran que los yihadistas habrían decidido castigar a Rusia por su papel en la defensa del régimen sirio de Bachar al Asad, la liquidación de la guerrilla islamista en Chechenia y su decisión de cooperar con los talibanes, enemigos del Estado Islámico.
Y es que en septiembre de 2015, a petición del presidente Bashar al Asad, Rusia comenzó a apoyar al gobierno sirio contra los rebeldes opositores y los grupos yihadistas, incluido el EI.
La intervención rusa fue clave para aplacar la rebelión y derrotar al EI, que había anexado territorios en Siria a su ‘califato’ en Irak.
Yihadistas de repúblicas rusas del Cáucaso se unieron al EI en Siria para luchar contra las fuerzas de su propio país y algunos regresaron a Rusia tras el conflicto, representando una amenaza para Moscú.
Por otra parte se encuentra la inestabilidad en el Sahel, que ha llevado a golpes de estado prorrusos en Níger, Mali y Burkina Faso, con la participación de mercenarios de Wagner en la lucha antiterrorista de esos países, donde hay gran presencia del Estado Islámico y también de grupos leales a Al Qaeda.
Algunas regiones de Mali, por ejemplo, se han convertido en un campo de batalla entre el EI y las fuerzas gubernamentales, con apoyo de Wagner, que a veces causan masacres en las filas de los civiles.
En este país, el Estado Islámico lleva a cabo asesinatos constantes y tiene actualmente el control de Menaka, una región situada en el este, junto a la frontera con Níger.
Tras hacerse con la provincia y asediar su capital, el EI se centra allí ahora en patrullar sus aldeas y organizar mítines religiosos para imponer su ideología, en una zona donde algunos aseguran que quiere fundar su próximo ‘califato’.
La reivindicación del grupo yihadista suscita no obstante algunas interrogantes. Según medios rusos y el diputado Alexander Jinstein, algunos de los sospechosos son originarios de Tayikistán.
La pregunta que surge ahora es cómo y cuándo responderá Rusia a los atentados reivindicados por el Estado Islámico.