En lo que va de este año, 331.213 migrantes irregulares cruzaron la peligrosa selva del Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia, una cifra que evidencia el imparable y desbordado flujo migratorio a pesar de las advertencias sobre los peligros de este tránsito, según datos de las autoridades panameñas a los que tuvo acceso EFE este jueves.
En agosto atravesaron esa jungla 79.455 transeúntes, un número inédito para un solo mes, de los cuales 61.297 son adultos y 18.184 menores, según estadísticas del Servicio Nacional de Migración y Ministerio de Seguridad Pública de Panamá.
Hasta este 31 de agosto, la mayoría de los que cruzaron el parque nacional panameño siguen siendo venezolanos (199.363), seguidos de los ecuatorianos (43.296), haitianos (35.658), colombianos (11.004), indios (3.476), cubanos (694) y dominicanos (462).
Los migrantes viajan desde Suramérica hacia EE. UU. o Canadá en busca de mejores condiciones de vida. En ese largo trayecto, cruzan el tapón de Darién, unos 266 kilómetros abarrotados de peligros tanto naturales, propios de la jungla, como por la presencia de grupos criminales.
El flujo ha aumentado
Este año el flujo de migrantes ha aumentado, superando con creces años anteriores: 248.284 en 2022, 133.726 en 2021, 6.465 en 2020; 22.102 en 2019; 9.222 en 2018; 6.780 en 2017; 30.055 en 2016 y 29.289 en 2015, cuando hubo una entrada masiva de cubanos, según estadísticas oficiales.
Esto ha desbordado a los organismos humanitarios presentes en los albergues habilitados por el Estado panameño en el Darién, como ha vuelto a recordar este jueves el Médicos Sin Frontera (MSF) a través de un comunicado.
«Las organizaciones humanitarias no damos abasto ante el incremento de personas que llegan a diario. En las últimas semanas hemos tenido días de hasta 3.000 migrantes en un solo punto», dijo el coordinador de terreno de MS, en el lado panameño Darién, José Lobo.
El país centroamericano recibe a los viajeros en estaciones migratorias situadas cerca de su frontera sur con Colombia y en la norteña con Costa Rica, donde les ofrece asistencia sanitaria y alimentación, en una operación única en el continente que involucra a una docena de organismos internacionales.
Panamá ha dicho que anunciará la próxima semana nuevas medidas en la frontera con Colombia ante la avalancha migratoria y ha acusado a los países del sur de América de dar la espalda al problema.
El Gobierno panameño ha lanzado recientemente una campaña para intentar frenar esta histórica crisis migratoria con el lema: «Darién no es una ruta, es una jungla».