Rick Harrison, estrella de la televisión, tuvo a Adam y Corey con su primera esposa, Kim, y a su tercer hijo, Jake, con su segunda esposa, Tracy. Adam, a diferencia de sus hermanos, optó por hacer su propio camino fuera de la casa de empeño de oro y plata de Las Vegas Gold & Silver Pawn Shop, donde se filmó El Precio de la Historia. Además, se alejó de la exposición familiar a tal punto de que no utilizaba redes sociales, por lo que su vida pública era casi nula.
Lo que nadie sabía, también, era su profundo problema con las adicciones. “La crisis del fentanilo en este país debe tomarse más en serio. Parece que simplemente está traspasando las fronteras y no se hace nada al respecto. Debemos hacerlo mejor”, señaló un representante de Rick Harrison en Page Six.
La noticia se dio en el medio de la cuarta ola de la crisis de los opioides en Estados Unidos, según catalogaron los investigadores, en el que se dieron muchas muertes por sobredosis en combinación de estimulantes y fentanilo, que es 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
Una vez que se conoció públicamente la muerte de Adam, la familia emitió un comunicado. “Estamos extremadamente tristes por la muerte de Adam. Pedimos privacidad mientras lamentamos su pérdida”, manifestaron.
Por una parte, su padre compartió una foto junto a su hijo en Instagram que tuvo miles de likes y mensajes de aliento de parte de sus seguidores. En la misma, se los ve a los dos en la mesa de un bar sonriendo. “Siempre vas a estar en mi corazón. Te amo Adam”, manifestó el empresario estadounidense. Por su parte, su hermano Corey Harrison, que tuvo muchas apariciones en el reconocido programa, también se despidió de Adam. “Siempre voy a amarte, Bubba”, escribió.
Cabe destacar que la familia viene de dos pérdidas dolorosas en el último tiempo. En junio del 2018 murió, a sus 77 años, Richard Harrison, padre de Rick, quien fue el fundador de la casa de empeño de oro y plata. Años más tarde, su hijo comenzaría a rodar el programa donde se mostraría el día a día de esta empresa familiar, en la que se dan intercambios con los clientes que llevan sus objetos al comercio para venderlos. En esta negociación participan expertos que le dan más contexto a cada una de las piezas, quienes según su opinión elevan o bajan los precios de cada una.
En este ciclo nació la famosa frase, que luego se transformó en meme, donde Austin Russell le dice “no lo sé Rick, parece falso”, al revistar uno de los objetos que llevó un cliente para vendérselo. El problema es que en algunos casos estas rarezas no tienen valor o son imitaciones.
LA NACION
